El movimiento feminista a nivel internacional y local ha trabajado, sobre todo a partir de la década de los años 90s, en el empoderamiento de las mujeres para alcanzar la igualdad en diversos rubros: mayor inclusión en la educación superior, desarrollo económico a partir de disminuir las brechas de desigualdad salarial entre hombres y mujeres, incorporación a la vida política de sus países atendiendo cuotas de género, el derecho a decidir sobre su cuerpo, diseño arquitectónico de las ciudades a partir de las propias necesidades de las mujeres, sobre todo en materia de movilidad segura, entre otro rubros de igual importancia. Mención especial merece el acceso a la justicia en contextos de incremento e intensidad de la violencia en general y en contra de las mujeres en particular, al interior de las familias y/o en las relaciones de pareja, así como el creciente índice de delitos sexuales que se comete contra niñas y adolescentes. Si bien los conflictos y la violencia tienen escenarios comunes entre hombres y mujeres, se presenta una asociación con el género que merece sean abordarlos desde las particularidades del caso. Con avances legislativos importantes a favor de las mujeres, la cultura milenaria que da privilegios a la mitad de la población – los hombres- todavía es largo el trecho que elimine la distancia entre ambos sexos, por ello se tiene que trabajar desde todos los frentes, sobre todo a nivel preventivo para generar mejores condiciones de convivencia pacífica en las sociedades. Incrementar índices de paz, tiene que ver pues con todos aquellos Métodos Alternos de Solución de Conflictos antes de que escalen a niveles de violencia y que permitan un acceso a la justicia en condiciones de igualdad. La mediación es uno de esos métodos alternos y que debiera impulsarse en todos los países, para generar esos espacios de diálogo, protegidos por un tercero imparcial y neutral; equipo multidisciplinarios que contribuya a partir de los diferentes trechos de desigualdad entre los y las participantes para gestionar las diferencias con personas capacitadas que faciliten, orienten y guíen a las y los protagonistas del conflicto. El fin último, que éstos construyan soluciones colaborativas que de paso a la superación de las desavenencias.